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Tonicruz

Algo se muere en el alma

No, nadie de mi entorno ha fallecido. Sin embargo, en este último año estoy padeciendo con cierta intensidad el auténtico efecto de la crisis: la marcha obligada de los amigos. Impone la escasez de oportunidades de una ciudad muerta como Córdoba y la falta de valentía de los empresarios a la hora de reflotar negocios unida a la esclavitud que tratan de imponer las industrias ya establecidas y los bancos. No hay un duro para ciertas personas válidas. Unos -los más- se marchan a Madrid, donde todo parece más grande. Más impersonal. Que nadie me malentienda, me encanta la capital, pero no sé si es una solución a largo plazo. He vivido allí y conozco lo que da y lo que quita. Volvería a pasar mis días y mis noches, pero no sé cuántas sería capaz de aguantar una vez que me he acostumbrado a esta lánguida vida de provincias donde el tiempo es un capital más valioso que la propia renta (que siempre es escasa). Otros se van al extranjero. A ampliar estudios, a conocer idiomas y costumbres. Eso que, con egoísmo, me viene estupendamente para gorronearles alojamiento y conocimientos también a la larga los aleja a mayor distancia. Uno mira el calendario y mira la agenda. Y recuerda y refresca la memoria con fotos para acabar pensando que cualquier tiempo pasado fuera mejor. No es del todo exacto. Cualquier tiempo pasado es otro. Diferente. Único. En estos tiempos, eso desde luego, más rico.

1 comentario

musoken -

Como decía Le luthiers, cualquier tiempo pasado fue anterior. Echo de menos algunas cosas,pero supongo que la morriña me vendrá más tarde. See you soon