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Tonicruz

Hoy

Aquel hoy fue una noche brutal. Alcohol, mujeres, incienso, felicidad... Cuando todo aquello se convirtió en pretérito pluscuamperfecto la calma no fue placentera. El sudor no refrescaba su tez, mientras que el agua apenas limpiaba el recuerdo sucio. Se miró en el espejo y contempló su rostro, que era idéntico al de ayer. Su hoy no era capaz de morir, no sabía morir. Primero miró el reloj, luego miró el calendario y llegó un momento en el que ni los meses parecían suficiente unidad de medida. Su expresión congelada en el tiempo no era de alegría ni de tristeza. Era de simpleza. Por él no pasaban las preocupaciones, ni los cuentos, ni siquiera los sueños eran capaces de anidar en su mente. Todo había empezado y acabado en un hoy que no quería pasar. Entonces, un día más volvió a vestirse con sus mejores galas, muy parecidas a las del hoy inicial. Abrió el portal de sus sueños y volvió a pedir una copa en su bar de confianza. Y entonces su presente volvió a hacerse hoy, pero de otro color diferente.

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