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Tonicruz

Up

El sábado, en el cine, vi Up. La película es lo más grande con el título más pequeño. Vaya por delante que no soy un fanático de los dibujos animados -salvando series como Futurama, Padre de Familia y Los Simpsons (!oh, cielos, quizá sí que lo sea¡)-. Sin embargo, sentía mucho interés por disfrutar de este largometraje tan amparado por crítica y taquilla (dos extremos casi nunca sencillos de conciliar).

La obra, maestra, no es para menores. Ni para sensibles. Es más agria que dulce, más triste que alegre. No le encuentro una pizca de optimismo. Invita a disfrutar, eso sí, del momento como lo que cuesta (mucho o poco según el valor que cada cual le presuponga). Todo en sí es una brillante metáfora. Desde el título, que predice la elevación (puede que a cielos) hasta el deseado objetivo del abuelete Fredriksen, que no es otro que las supuestas cataratas Paraíso, un -desde mi mirada- trasunto del cielo cristiano.

Ver Up ha sido, y no esperen que haga un spoil (que es como se dice ahora finamente lo que toda la vida ha sido destripar una película), un auténtico ejercicio de concentración. Sobre todo porque la moraleja de la historia es, e insisto: que cada cual saque la suya, precisamente que no se debe valorar nada tanto como la propia existencia. Que el pasado conduce inequívocamente a la melancolía y que mientras menos pesen nuestras cargas materiales -siempre malvadas y siempre un valor más contemporáneo que demodé- más volaremos (o más libres).

Puede que le busque más pies de los debidos al gato. Quizá sólo quisieron los de Pixar hacer una cosa divertida y elegante con un ligero trasfondo. Pero lo dudo. Todo está tan cuidado que deberían no haber sido tan crudamente reales. Una última reflexión: ¿lo de que la casa vuele aludirá al estallido de la burbuja inmobiliaria?. Vendería mi caballo (si lo tuviera) por preguntárselo al guionista.

1 comentario

invitadodeinvierno -

Yo tengo una teoría sobre la casa voladora...

Me alegro de que te gustase la película. Y no creo que le estés buscando pies al gato: es que las películas de Pixar siempre tienen más lecturas de lo que parece. A mi, por ejemplo, Wall-E me pareció una historia de absoluto terror.