Blogia
Tonicruz

Feria

Mayo es, en Córdoba y en cordobés, un guiño a los sentidos. Una patada al estómago. Un revolcón. Y la feria es, en ese contexto lúdico y despreocupado, una especie de universo paralelo. Con buenos, malos y feos. Como un sueño y una pesadilla en el mismo segundo.

Los señores mayores acuden al real con sus familias como en un retrato costumbrista de Rusiñol, pero con cochecitos de bebé y niños fritos que no paran de solicitar prebendas por su buen comportamiento (en mis tiempos era "abuelo, llévame a pescar patos"). Luego se sientan en una caseta y aguardan el lento transcurrir de los minutos. Sin que pase algo más que el tiempo. Comiendo y bebiendo a ritmo diferente. Rápido, con ansia y con alcohol al principio. Ritual y fríamente cuando la noche le gana la batalla al día.

Conforme la edad baja la exigencia y el compromiso con el hedonismo aumenta. Los adolescentes pleitean a altas horas de la madrugada por un hueco en esa lonja de la carne que llaman botellón. O en las atiborradas casetas en las que todos se dan codazos por conseguir antes que nadie cubata y medio. Nadie escucha nada. Sólo se oye. Porque la feria, más cuando se es aún inmaduro, depara unos sonidos tan ricos que merecería un estudio aparte. Desde los desgarradores reclamos de los subastadores en la calle del infierno a las sirenas de la policía. Entre un lamento y un suspiro. Todo vale.

Lo malo (¿lo bueno?) llega siempre cuando uno alcanza esa edad en la que no sabe qué edad tiene. A los treinta, en la batalla de los sentidos, se abandona progresivamente la necesidad de destacar en pro de la simple (no tan simple) e intimista aspiración de una felicidad más simple. ¿Más real?

Por eso, hasta ahora y en mi trigésima feria, me conformo con pasear por el Arenal con la gitana más racial. Con un par de ojos caramelo y una cabellera azabache.

Entre oriente y occidente sólo hay un paso pequeño. En la feria y en el corazón, por supuesto, también. 

 

1 comentario

salmorejado -

Disculpa que haya tardado tanto en agradecer tu colaboración conmigo. Genial artículo, como todo lo que escribes, compañero. Bendita feria, porque como bien dices es ese universo paralelo en el que todo se olvida por unas horas. Me encanta eso de "Mayo es, en Córdoba y en cordobés, un guiño a los sentidos", no puede haber mayor verdad en este mundo.

Gracias por tu magnífico texto. Un abrazo.