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Tonicruz

La terminal

Me despedí en mi último artículo con la palabra volando. Menuda ironía. Desde entonces y hasta ahora -ya me encuentro en Córdoba- he vivido uno de los capítulos más agotadores de mi vida. Como en una especie de metáfora final de mi viaje a Nueva York, comprobé que si bien el hombre se ha hecho dios creando urbes como aquella, aún tiene mucho que rezar (por si y ante si mismo) para subsistir como especie.

Unos copos de nieve empezaron a caer justo cuando abandonábamos el vehículo en el que llegamos al JFK. Graciosos, empezamos a sacar fotos porque la estampa lo merecía. Estábamos retratando nuestro futuro padecimiento. Unas 36 horas después tomaba tierra en Málaga. En ese tiempo (y en mi cuaderno toda vez que no encontré un solo terminal de internet en uno de los aeropuertos más grandes del mundo) garabateé lo que sigue:

" "Yo lo que quiero es irme, aunque sea en autobús". La petición, a medio camino de la súplica, de una señora de cincuenta y pico con su marcado acento boquerón y en mitad de la cola de un Starbuck´s, sonaba un tanto kitsch. Son las ocho y pico aquí. Tengo sueño. Hambre. O no. No sé. Sobre la monótona maqueta azul desfilamos sin alma. Sin ganas. Somos vagabundos del cielo. Huele a pies y a incertidumbre. Fuera sigue nevando y nada ni nadie nos garantiza que algún día (a corto plazo) podamos salir de aquí. Presos somos también de la burocracia. Sin la green card y en los Estados Unidos, la terminal 3 del JFK es nuestras patria. La puerta 7, nuestro hogar. Fuera no sé si seguirá el avión que nunca parece que vaya a salir. Algunos se despidieron de Nueva York a las cinco de la tarde y ya han contado todas las losetas de su particular downtown. Mañana es hoy y también es ayer. No sé decir con corrección si aterrizaré el miércoles, el martes...Nadie de Delta (la compañía del avión) presta demasiada atención a nuestro problema. Un empleado llamado Singh teclea aburrido su móvil. Soto voce, masculla palabras de fastidio. Agota paciencias. La lejanía une. Se crean circunstanciales cabecillas que buscan alternativas. Madrid, Roma, Barcelona...Europa es aquí El Dorado. El súbito invierno, el malvado salvaje. Los móviles se agotan. Casi nadie tiene ocasión de explicar lo inexplicable: “Ya te contaré”. Se oyen los primeros ronquidos. Babas decadentes en comisuras sequísimas. El sueño americano. Descanso que en ningún caso repara. El aeropuerto despierta perezoso.  Luego de muchas porfías, se apunta una solución. Pero queda mucho. Nos queda mucho…”

Luego de aquello pasó un día entero de comidas sucias y hojas pasadas. De dolor de ojos y de espalda. De perjuras. De bajos impulsos. De altos vuelos. Llegué cansado y sigo despierto. Debe ser el jet-lag. La madre que lo parió. A él y al raro sentimiento que me invade: aún tengo ganas de seguir viajando.

http://www.malagahoy.es/article/malaga/364447/unos/pasajeros/malaga/tirados/aeropuerto/nueva/york.html

http://www.malagahoy.es/article/malaga/365285/regresan/malaga/los/pasajeros/afectados/nueva/york.html

 

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