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Tonicruz

Loables parches de fartuzcos

En Córdoba hay una forma muy gráfica de definir a las personas que hablan de forma vacua y sin sentido. Son los llamados fartuzcos (o fartuscos). Esa gente se especializa en decir parches o pegos (otras dos palabras con denominación de origen de la tierra). Pues bien, en el mundo hay una cantidad inmensa de fartuzcos. Tantos casi como gotas de agua caben en el mar.

Incluso dentro de la comunidad científica hay quienes, para justificar sus ingresos, realizan estudios absurdos para que la humanidad progrese a la hora de saber el número de horas que se tocan los adultos birmanos el huevo derecho con la mano izquierda o cuántas veces es físicamente posible repetir la palabra “esternocleidomastoideo” sin fallecer a causa de un coágulo enorme de saliva en la tráquea.

Están avaladas esas investigaciones (en algunos casos) por encuestas, gráficos, opiniones contrapuestas, tesis, antítesis y una síntesis. O por nada de nada. A veces se elaboran por meras conjeturas, por fantasías colectivas o por leyendas urbanas. Unas veces las desmienten y otras no. Son carne, en cualquier caso, de breve en diario de información general o de un poco más de lustre si en uno local los redactores andan escasos de imaginación.

No son censurables, antes bien, resultan divertidas y entretenidas. Lo trivial es como la pimienta de la vida. Muchos leen sólo por cosas vanas. Por insensateces. Y, quién sabe, lo mismo gracias a una de estos parches se llega a algo importante. A fin de cuentas, los libros más leídos del mundo lo son siempre por lo que no tienen de realistas.

 

Aquí, un bello ejemplo de una investigación de fartuzcos:

 

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/01/28/medicina/1233158938.html

 

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