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Tonicruz

La escalera

 

Vean primero el video:

http://es.youtube.com/watch?v=883a2UkZqV0&feature=related

Un doble de Andy García sonríe. No para de hacerlo. A su vera, una mujer vestida como de Pimpinela Escarlata observa con inocultable falso interés el montaje de una escalera. Algo muy útil. Utilísimo. Tanto que, como demuestra el señor García, permite caminar en paralelo al suelo (con oscuros fines).

Puede ser sensacional para escapar de un brasero en llamas. O si se tienen primates en el hogar.

Andy se prepara. Su pulso se acelera mientras insiste en cuán seguro el artilugio es. En la pantalla, perennes, el precio del cachivache y el número al que llamar para adquirirlo. El enchaquetado eleva un brazo a su cielo, que es el techo, lo más alto a lo que quiere llegar.

Sube un par de peldaños con confianza, incluso con chulería. Cabeza alta e impecable americana. Nadie jamás treparía por una escalera vestido de esa manera.

Cuando acaba su primer tramo, cuando ya no queda más hacia donde ascender, amolda su cuerpo hecho en cadena de montaje hasta volverse homínido. Su estampa gentil se pierde.

La damisela esboza una sonrisa mientras Andy aún tiene carácter para golpear por dos ocasiones con confianza (menos) el aparentemente duro camino que tiene que recorrer. En la tercera palmada el andamio se queda a medio caer. García se aferra a ambos lados de la escalera, que ya en esos momentos parece un mecano defectuoso. Su acompañante se preocupa durante unos segundos, pero retoma su sonrisa rancia.

Andy sabe que se la juega, pero no hay vuelta atrás. Le han pagado para eso. Para completar esos metros que le separan de culminar el maldito anuncio que le reportará unos cuantos dólares para su hipoteca. Por eso, sigue. Da un paso más que es el último. Sin despegar la vista del frente, sin perder el porte, a plomo, cae. Su tupé se mueve en paralelo al suelo. Su boca, claro, se estampa contra el duro (y maleable según enfatizó antes) metal. García, de chicle y cemento, sigue hablando mientras -muy probablemente- sangre por alguna parte de su cuerpo. Ella se inquieta durante otro instante.Tiembla hasta el ridículo biombo de madera que hace las veces de decorado. Y la secuencia se completa con imágenes muertas del artefacto infernal adoptando muy diferentes posturas y siendo introducido en un coche (que más bien parece su propia caravana fúnebre). Todo con la banda sonora de la risa a lo Loreto Valverde de la ya desmelenada fémina.

Cuánto de metafórico tiene este, por otra parte hilarante, video. Y cuanto de todos nosotros en él. Por eso nos reímos.

 

1 comentario

zicutamen -

no entiendo nada, ¿Por que termina con una muñeco cutre de Elvis en concierto...?