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Tonicruz

Hoy he visto a Karl Marx

 

Hoy he visto a Karl Marx. Vestía con una camisa de franela y pantalones de pana. Llevaba, probablemente, zapatos de gamuza azul y silbaba una canción popular alegremente. Estaba quieto, viendo el tiempo pasar. Contemplando a la gente pasar. Observando el viento pasar. Su barba, aún cana, no parecía cuidada. Ni sucia. De hecho, no parecía barba sino un injerto capilar. Su tez era blanca. O no, porque el reflejo del dorado sol precipitaba sus manos contra su rostro. Deslumbrado, apenas era capaz de enfocar correctamente sin hacer un gesto instintivo de desaprobación. Pero era sólo un reflejo. Porque Karl parecía sonriente, alegre.

A su lado, un perro movía la cola despreocupado, zigzagueando. Él le ofrecía un imaginario trozo de pan de sus manos callosas. El can, ingenuo, lo buscaba primero con la mirada y luego con el resto de su empeño. Sus ojos reflejaban muchas cosas triviales, fútiles, vacuas. Recuerdos pasajeros de horas en los que veía más de lo que observaba. En las que el sol se ponía costosamente. En las que la luna salía costosamente. En las que todo era más complicado y más sencillo. Para él más. Para él menos. Ayer vi a Karl Marx. Pero puede que no fuera él.

 

1 comentario

Marcos Y. Jiménez -

Ojalá no solo te hubieras encontrado una persona de parecer igual a Karl Marx... en estos tiempos de crisis, se echan en falta hombres como él, que crearon un pensamiento utópico tan importante.

Un saludo