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Tonicruz

Lo bello y lo cierto

¿Cuánto hay de bello en lo cierto? ¿Cuánto hay de cierto en lo bello? Reza un proverbio árabe que es mejor la verdad que daña que la mentira que alegra pero, en un mundo en el que la apariencia lo es todo, es mucho más bonita la falsedad. Todo lo que nos rodea es incierto. La publicidad. La televisión. Los otros. El yo consigo mismo. Nada es más que evidente. Nadie mira con ojos claros. ¿Es malo? ¿Es condenable la búsqueda del placer más inmediato por el camino más directo? ¿Por qué complicarse la existencia con la orgullosa e inquisitorial verdad?

Robert Capa realizó una de las fotografías más sentidas que se recuerde en el reporterismo mundial en Cerro Muriano en 1936. Sin embargo, pese a ser vendida como “Muerte de un miliciano”, en ella no había muerte. Ni balas. El progreso ha demostrado, sin dejar márgenes a la imaginación, que el protagonista de la imagen es, sí, un combatiente anarquista que, sin embargo, falleció en un tiroteo posterior a la fecha de su supuesto deceso fotográfico. ¿Es, por eso, peor esa instantánea? ¿Pierde-acaso-representatividad como muestra de la crudeza y miseria de nuestra (de cualquier) guerra? Categóricamente, no.

Pocos escritos más bellos como el Génesis. Ni la verdad puede acotar la labor mitológica de sus místicos creadores. No hubo Adán ni Eva. Ni el mundo se creó en siete días. Sin embargo, sí que se creó. Y sí que hubo unos padres creadores. Al menos para millones de seres humanos. La trascendencia de lo estético ha superado, con creces, a la injerencia de lo pragmático.

El sueño, cualquier sueño, no es cierto. Sin embargo, nadie quiere dejar de soñar. Mientan.

 

1 comentario

cynthia azahara -

mi piace come escribi te.
un basso di la italia