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Tonicruz

Descontroladores

Se creen los gurús, los augures del siglo XXI. Deciden cuándo se viaja y cuándo no. Cuándo pueden parar el país. Hoy se necesita escrutar en los escrotos de los descontroladores aéreos para saber si uno puede tomar vacaciones o no. Porque de sus santos cojones surge la voluntad para convertir a millones de personas en apátridas de cemento y metacrilato. De horas muertas y olor a cerrado aeroportuario. Claustrofobia.

Hoy han cruzado una línea muy fina. Ya habían superado la que les separaba de la inmoralidad y de la decencia, pero desde las cinco de la tarde han conseguido convertirse en unos presuntos criminales.

Cometieron sedición según la fiscalía y pueden pagar seriamente por ello. Con cárcel. Mejor haría la justicia en mirar muy mucho lo de enchironarles. En la trena pueden armar la de Dios es Cristo y hacerse con el control de los servicios comunales hasta el punto de abrogarse hasta la potestad de decidir quién mea y quién no o de decidir los precios que rijan en el economato. Y si no, se enfadan, como dirían Bud Spencer y Terence Hill.

Este puñado de niños pijos han fastidiado el puente de la Constitución a mucha gente que necesitaba ocio. O que tenían que trabajar. Pero afortunadamente la unanimidad y la solidaridad ha sido el sentimiento común entre la ciudadanía española. El decreto en el que se moviliza el ejército para desbloquear la coyuntura sólo ha de ser el primer paso para la completa asunción de este asunto como de la máxima prioridad que requiere. Que los echen a todos para siempre y que extingan de una vez por todas la faceta civil de esta profesión que no sirve nada más que para generar problemas. Y que malvivan los despedidos con sus generosas pensiones después de muchos años de latrocinio. En la cárcel, si puede ser.

1 comentario

Fulgen -

Funcionarios niños pijo... Ojalá esta vez sí se llegue a las máximas consecuencias. Muy oportuno y bien escrito.