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El párroco de Onán

A un cura de dos pequeños pueblos de Toledo le han pillado con las manos en la masa. O casi. El buen señor se gastó cerca de 17.000 euros en llamar a números cochinos y en visitar casas de citas. La noticia, lógicamente, tiene dos vertientes. Por un lado y al tratarse de un hombre de Dios, se tendría que analizar la moralidad intrínseca de saltarse a la torera ciertos votos. Por otro, como ciudadano, es necesario matizar que se pudo haber gastado parte de un dinero que era de las hermandades de las dos parroquias que regentaba.

La historia, en lo que a moral se refiere, tiene un morbo delicioso. Como de película de Berlanga. Un ensotanado con una pilila curiosa y una billetera bien dispuesta a sufragar los caprichos de la carne. Bien acompañado o en solitario, el sacerdote siempre tiene ganas de mambo. No obstante, más allá de la guasa, se impone -una vez más- una reflexión más severa sobre el tratamiento que le da el catolicismo al sexo. El sexto mandamiento -"No cometerás actos impuros"- no era ni siquiera el sexto en la Biblia. Según el Éxodo el sexto era "honrarás a tu padre y a tu madre". Sin embargo, estos se corrieron (con perdón) y el octavo -que únicamente decía "no cometerás adulterio"- pasó a ser el que sirve a los puritanos para perseguir a la gayola, paja, macuca, etc.

Por tanto, en lo referente a lo masturbatorio y coyuntatorio nada que reprocharle al buen señor. Pero claro, la segunda parte es que el hombre -cosa muy española por otra parte- birló parte de lo de otros para compensar sus ansias. Un cura desviando fondos. ¿A qué me suena? En cualquier caso, parece que se le va a caer el pelo. Ya ha sido cesado y la Iglesia -que es bien sabido que disfruta protegiendo a los suyos- advierte de que puede haber un chantaje de por medio. A ver quién le juzga. Quien esté libre de pecado, que le tire la primera piedra.

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/02/23/espana/1266931226.html

 

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