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Carta al cordobés barcelonista

(Artículo de opinión publicado el 12 de diciembre de 2012 con ocasión del partido de ida de octavos de final de Copa del Rey Córdoba C.F.-F.C. Barcelona)

Estimado paisano,

Bienvenido. Puede que sea la primera vez que entre en este campo, que al ser municipal es tan suyo como mío. Aquí juega el Córdoba C.F., que hoy será rival del equipo al que usted apoya. Muy probablemente sea consciente de la categoría en la que milita y de la historia pasada y reciente del Córdoba. Con casi total seguridad vibró cuando el ascenso del 99 si tiene cierta edad o con el de 2007 si es más jovencito.

Incluso, en un arranque de forofismo, no es descartable que se inmiscuyera en las celebraciones de ambas gestas en Las Tendillas y que aplaudiera o gritara como si sintiera al equipo que hoy será su contrario como propio.

Me atrevo a decir -y esto es mucho atreverme- que en el fondo de su corazón hoy desea, como yo, que el Córdoba venza. Es más: creo que si no fuera por la pesada losa que tendría que aguantar de sus amigos madridistas, usted desearía que el Barcelona no pasara de octavos en esta edición de Copa del Rey.

No nos engañemos. Lo más probable es que ganen hoy y que también lo hagan en el Nou Camp. Lo único que me gustaría transmitirle es que, para algunos, el fútbol no consiste (únicamente) en ganar. Para usted quedar segundo es un drama, para los que acuden a este campo cada dos fines de semana lo es descender.

No sé si habrá llorado alguna vez por un fracaso deportivo. Yo sí. Los que le rodean también. Por descensos o por sueños abortados. Y le digo que hay profesionales de este deporte que han jugado Champions o incluso con la selección que me han dicho que ninguna satisfacción es comparable a lo que es vivir un ascenso. Algo que, como seguidor del Barça, usted nunca experimentará.

Por lo expuesto le pido, paisano culé, que hoy más allá de disfrutar con los suyos abra mucho los ojos y un poco su alma para el aluvión de sentimiento cordobesista que le rodeará. Para que se fije en los pupilas encendidas de muchos para los que este encuentro no es singular por la entidad del rival -es decir, de su equipo- sino porque enfrente va a tener a los nuestros. Relájase -si es que puede-, disfrute -si es que su equipo gana- y viva con intensidad un ambiente que en muy pocos campos de fútbol en España se vive.

Y, si le gusta, ya sabe donde estamos. Los 365 días del año cada dos fines de semana. Bueno, en verano paramos, pero poquito. Pero eso usted, que sabe de fútbol, ya lo conoce.

Atentamente.

 

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