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Tonicruz

Don Ángel

Me he enterado de que murió el viernes quien fuese mi profesor de Educación Física durante unos cuantos años en La Salle, Ángel Ortiz (Don Ángel para sus alumnos). La noticia me ha causado una cierta conmoción. Hay personas que pasan por la vida de la gente para adoctrinarte. Para golpearte. Para hacer de introductores en el infierno en el que puede convertirse el día a día. Ángel Ortíz, obligándome una y otra vez a mirar de frente a la realidad, me convirtió, en parte, en lo que soy.

Él nunca me soportó. Para él era, supongo, el gordito que nunca saltaba el potro. El niño de papá que iba vestido de futbolista a sus clases, pero que era incapaz de dar dos volteretas o de correr más de quinientos metros sin echar el bofe. En aquellos momentos, claro, sus horas de instrucción eran las más largas de mis años de colegio. Aún tiemblo pensando en aquellos exámenes en los que, sin parangón, más vergüenza he pasado en mi vida. Mi mili particular.

Pero ahora, desde la madurez relativa de mis 31 años, le agradezco todo lo que hizo por mí. Quizás con más tipos como mi desabrido y siempre crítico profesor de Educación Física mi carácter se hubiese forjado aún más. Puede que ahora tolerase con mejor humor y más calma las críticas y que no necesitase con tanta frecuencia una palmadita en el hombro.

O puede que lo contrario, ¿quién sabe?

En todo caso, su recuerdo me hizo adelgazar (eso, el estirón y mi esfuerzo). Amo el deporte en casi todas sus dimensiones y entiendo que no se puede escribir ni vivir de él sin practicarlo al menos de forma aficionada. Y eso, en parte, se lo debo a él. Ahora le imagino en el cielo entrenando a angelitos rechonchos e hinchándoles a complejos para que, cuando dejen de ser querubines, puedan sacudírselos retando a cualquiera a una competición de michelines perdidos.

Ahora que me defiendo bien corriendo y que me preocupo de seguir haciéndolo no sé si estaría orgulloso de haberme conocido. Yo, desde luego, no siento el haberlo hecho. Que descanse en paz.

 

2 comentarios

Anita -

Jou..ultimamente casi todos tus blogs van en memoria..esperemos que suceda algo mas alegre ;)

Cristina -

Toni, yo también pertenezco a la gran familia de La Salle. Estamos de luto por la muerte de Don Ángel. Los patios, aun llenos de niños, parecen vacíos ahora. Su despacho, con todas sus cosas, parece más oscuro.
Este año, el día del Cross de Navidad, antes emocionante último día del primer trimestre, será un recuerdo en memoria de este compañero que se nos ha ido.
Echaremos de menos sus comentarios sarcásticos y su, a veces, mal genio. Creo que por ser tan gruñón lo queríamos más. Su toyota rojo, ese que iba siempre en primer lugar del Cross, no estará este año. Ángel, donde esté, hará su Cross de Navidad. Un saludo a todos aquellos que lo sienten como yo.