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Tonicruz

El sueño

Un día un hombre se levantó de la cama creyendo que seguía soñando.

Se vistió con su insulso traje gris sin verse gordo ni feo porque estaba soñando. Aguantó con una sonrisa el atasco habitual hasta lllegar a su monótono puesto de trabajo porque pensaba que, de alguna manera, era algo gratificante. Confiaba en seguir soñando. Soportó con estoicismo las noticias intranquilizadoras que la radio emitía sobre la situación económica del país. "Será una pesadilla dentro de mi sueño", se repetía. Más tarde, sobrevivió sin descomponer su semblante de calma tras comer en la infame tasca en la que todos los días debía repostar antes de seguir laborando. Porque en un sueño todo sabe bien. Luego, ya en su casa, aguantó la tensión de un  hogar incómodo y de un hijo estúpido. Sobre todo sabiendo que se iba acercando la hora de dormir. También toleró con deportividad el enésimo desplante de su mujer cuando le propuso hacer el amor. Seguro que, como estaba soñando, algo bueno pasaría al final.

Se puso el pijama y se metió en la cama. Y entonces, sólo entonces, recordó que él era insomne.

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