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Tonicruz

El templo de Príapo

 

¿Están seguros de lo que ven? ¿Se sienten confortables en la inacabable apatía de sus monótonas vidas? ¿Les alegra pasar los minutos sabiendo que el siguiente no durará el doble que el anterior? ¿Prefieren saber lo mínimo de lo máximo, lo máximo de lo mínimo? ¿Disfrutan cebando la bomba de simplicidad que la sociedad contemporánea, a coste cero, nos ofrece?

Desconfíen. Aún hay gente atrevida. Disconformes. Gamberros. Traviesos. Seres, niños-hombres, que desafían las leyes de la lógica en busca de la nada. O del todo por la nada, que es mucho más interesante. Lo trivial sublimado. Lo esencial humillado. No recuerdo manera más espectacular de burlarse de una de las sociedades más petrificadas en el tiempo que la que ha hecho un adolescente británico. El chaval ha obligado a sus progenitores a vivir durante un año en el mismo templo de Príapo. Alegría eréctil a la hora del té. Turbopene macrodimensionado. Falocracia plasmada en lienzo. Pista de aterrizaje del Ave vaginal. Todo aquel que viera con cierta perspectiva el tejado de la cottage house de la familia McIness (hasta el nombre parece propicio para semejante proeza) ha podido durante 365 días contemplar el enorme miembro que el primogénito dibujó para solaz de satélites varios.

Amantes de lo plácido, detractores y enemigos de la sordidez: ¿A que, inconscientemente han sonreído? ¿A que luego han mirado hacia su cabeza por si de ella les colgaba un pene o una vagina? ¿A que luego han pensado en colocarse uno de pega?

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/03/25/internacional/1238011768.html

 

 

 

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